Hola Gonzalo, Segundo día de diario. ¿Qué tal la primera noche? Pasándotelo genial supongo; espero que hayas tenido suerte con los compañeros de tienda, seguro que sí. No sabes la suerte que tienes de no enterarte de las noticias porque hoy sólo ha habido una noticia buena: 127 mil parados menos aunque parece que es sólo por el verano. Ya se verá. ¿El resto de noticias? Como para exiliarse a la luna (como mínimo): más políticos imputados por corrupción, Siria y Egipto patas arriba y la salud de Mandela, delicadilla. Como diría Mafalda: que paren el mundo que me quiero bajar. Te dije que te tendría informado con el asunto Pirelli y aquí va la actualización de hoy: Pirelli se ha hecho el sueco. Dice que ellos no tienen nada que ver que la culpa es de los equipos (por montar las ruedas invertidas (???), con la presión muy baja (para aumentar la adherencia) y con un ángulo de inclinación excesivo) y del circuito que tenía los pianos en mal estado. A mí la verdad me suena a excusa barata. Pero bueno veremos como van las cosas en Nürburgring. Aquí en casa yo estoy como Bellatrix Lestrange:
Sé que a ti te da igual pero yo soy feliz (al menos hasta que me den las notas). Así que me estoy dedicando a hacer cosas pendientes. Ahora mientras te hablo tengo una tarta tatin en el horno. Si la termino pronto te pongo una foto. Pero te vas a quedar sin probarla muahahahahaha!!!
Creo que eso es todo. Dejo de escribir porque nos vamos a ver la final de Masterchef. Mañana te diré quien ha ganado. Pasatelo muy bien.Bxots
Bea
Pd: He encontrado otra buena noticia: canonizan a Juan Pablo II. No se sabe si en octubre, diciembre o primavera de 2014. Tenemos que empezar a ver para ir a Roma. Piénsatelo ;)
Pd 2: terminé la tarta¡¡ Hubo algunos problemillas técnicos pero ha salido.
Mi hermano se ha ido de campamento y, si os soy sincera, tengo el corazón dividido. No se si le voy a echar mucho de menos o si voy a disfrutar cada momento que esté fuera. Supongo que irá cambiando con el paso de los días pero ahora mismo estoy disfrutando del silencio en mi casa.
Se ha ido de campamento a Picos de Europa, donde la pieza de tecnología más moderna que va a ver es la bomba que saca el agua del río para que se duchen. Va a estar en la montaña, aislado durante 15 días, sin acceso alguno al mundo exterior. Así que Gonzalo, este diario es para ti:
1 de Julio, lunes. Querido Gonzalo (digo querido porque es la norma;no, aún no te estoy echando de menos), Lo ultimo que sabes del mundo exterior es que perdimos la final de la copa confederaciones. Brasil aparentemente nos pegó un baño (quien no se lo esperara que levante la mano; ¿nadie? OK). Pues a algunos les ha sentado bastante mal; ahora mismo #morataalap*t*calle es TT. Tranquilo, no te enerves que no es por Alvaro Morata. Es un "periodista" de la SER que dice que ojalá le explotasen los cohetes en las manos a los que tiran petardos por los goles de Brasil. Sí, hijo sí, una joya de persona. Madre mía. Y seguimos con deportes, en concreto F-1. Los de Pirelli siguen sin tener ni idea de qué pasó con los neumáticos; lo más gracioso es que han dicho que no han modificado los compuestos de los gomas, me parto. Eso sí están los pilotos cabreadísmos y la verdad es que llevan razón, un reventón a 250 por hora es bastante peligroso, pero bueno, nada que no sepas. Te dejo la foto de la rueda de Massa, no sé ni cómo se las arregló para volver a boxes.
Como te he dicho antes yo no te echo de menos (de momento) pero mamá ya está un poco perdida sin ti: no sabe cuanto pan comprar. Hoy ha comprado sólo una barra pero más grande; ya veremos cuanto pan sobra. Pero que sepas que es un buen momento para empezar un estudio sobre el impacto de tu ausencia en el consumo de pan de nuestro núcleo familiar. Estoy en ello, ya te iré comentando los resultados. Yo sigo de arresto domiciliario: dos meses hace ya desde que me encerré para ponerme a estudiar y estoy que me subo por las paredes. Menos mal que mañana acabo. Hasta tú vas a oír la celebración. Bueno eso es todo por hoy. Mañana más y seguro mejor. Bxots Bea
Cuando se pregunta a un actor que ha tenido que interpretar
un papel antagonista sobre su experiencia sus respuestas siempre suelen
comentar sobre la experiencia enriquecedora que ha sido para ellos como
actores; suelen hacer referencia a los matices del personaje, de lo interesante
que es interpretar a un personaje así y dan una explicación para la maldad del
personaje. Moralmente los antagonistas dan lugar a muchas más dudas de lo que
lo hacen los héroes. Te hacen plantearte temas tan discutidos filosóficamente
como la responsabilidad, el destino, la influencia de la educación, y del
entorno y el peso de nuestras decisiones en la determinación de lo que somos.
Estas dudas permiten a los espectadores conectar con el villano, descubrir la
humanidad que ha quedado oculta detrás de sus desmanes; y es esta conexión la
que permite sentir empatía e incluso piedad del personaje, transformando el
villano en un antihéroe. Esta sutil diferencia es la que le da toda la
profundidad al personaje que pasa de ser un arquetipo a un ser humano con sus
luces y sus sombras.
Pero esta riqueza arrastra consigo un dilema. En la
conciencia moral de todo ser humano está grabada a fuego la inmoralidad de
matar a otro ser humano; en el momento en el que identificas a un villano como un
ser humano, empatizas con él, sientes lástima e incluso llegas a cuestionarte moralmente
el hecho de que al final de la obra, el villano muera a manos del protagonista.
Esto plantea un problema al autor, cómo hacer que el
lector/espectador no identifique al villano con un ser humano y por tanto que
no sienta compasión por él. La respuesta está clara: deshumanizando al
personaje, haciendo que no parezca humano; de esta forma el dilema moral de
matar a un ser humano desaparece. Lo he llamado efecto Darth Vader
La forma más fácil y simple de hacer esto es ocultando su
nombre, dándole al personaje un nombre o apodo despectivo, de esta forma desdoblas al
villano quitándole una de las características más importantes que constituye la
humanidad de una persona. Un ejemplo muy claro de esto lo encontramos en la canción
“bárbaros” de la película de Pocahontas de Disney. Es la arenga de los líderes
de los colonos y de los indios antes de la batalla que se prepara. Es curioso
ver como el contenido de ambos discursos es el mismo, no están luchando contra
personas como ellos, se trata de bárbaros, salvajes, animalizando por completo
al enemigo, despojándolo de su condición humana y marcando una clara diferencia
entre nosotros y ellos. Curiosamente cuando ambos bandos se reconocen como
iguales la lucha termina, ambos bandos se niegan a combatir y matar a un igual.
Ya no son bárbaros, son seres humanos.
Un hecho similar ocurre al principio de los Miserables: en
la primera confrontación entre Jean Valjean y el Inspector Javert, éste se refiere a Jean
Valjean como 24601 a lo que rápidamente responde Valjean: “Mi nombre es Jean
Valjean”. En este momento recupera al tiempo su identidad y su dignidad. 24601
es un ladrón y un prófugo; Jean Valjean es uno de los más importantes héroes de
la literatura francesa.
Pero hay un paso más en la deshumanización de los personajes
cuando esconder el nombre no es
suficiente. Se trata de cubrir su cara o de desfigurarla de forma que no se
pueda reconocer de ninguna forma a la persona detrás del personaje.
Un gran ejemplo de esto lo encontramos en el Señor de los
Anillos. Muy poca gente sabe que los orcos fueron en su día elfos que fueron
torturados por Melkor (un malvado Dios élfico, o valar), hasta que se
convirtieron en seres malignos, con una apariencia repulsiva acorde a su alma
corrompida. (Esta relación entre aspecto repulsivo y alma corrupta aparece en
otras obras). Probablemente si los orcos fuesen simplemente elfos malvados podrías
sentir lástima de ellos e incluso empezar a preguntarte acerca la tragedia de
su destino; al desfigurar su aspecto se evita toda consideración moral.
Algo parecido ocurre con los Nazgul. En su día fueron poderosos
hombres: reyes, hechiceros y guerreros de la antigüedad. A través del poder de los anillos alcanzaron
gran poder, gloria y conocimiento, además de la inmortalidad. Sin
embargo sucumbieron al poder del anillo y se convirtieron en esclavos de
Sauron. En este momento se convirtieron en espectros, sólo visibles para el
portador del anillo.
En otra saga legendaria podemos encontrar ejemplos de
personajes donde el aspecto externo es un reflejo del estado del alma del
personaje. En Star Wars todos los villanos tienen un aspecto inhumano o
antinatural. Sólo hay una excepción a esta generalidad: el conde Dooku, un
hecho del que hablaré más adelante. Sin embrago hay que destacar que en esta
saga se da un paso más con respecto a la relación de la belleza y la humanidad
con el bien: villanos, que no son identificados como tal hasta que su
apariencia no ha cambiado, hasta que no han perdido su aspecto humano.
[Spoiler Alert: si no has visto las películas deja de leer y vete a
verlas ya mismo]
Esto sucede con el Emperador
Palpatine quien queda desfigurado en una lucha con el Jedi Mace Windu momentos
después de haberse revelado ante Anakin Skywalker como un maestro Sith, Darth
Sidious.
En el caso de Anakin su degradación física es una consecuencia directa
de su traición a la orden Jedi; en su lucha con Obi Wan Kenobi, quien le
perseguía para detenerle por la masacre en el templo Jedi, éste le corta las
piernas cayendo en la lava hirviente, quedando así completamente desfigurado. La
solución a su muerte casi inevitable le aleja aún más de la humanidad,
prolongando su vida de forma casi antinatural y deshumanizando aún más su apariencia.
Al final de la saga estos tres conceptos de bondad, humanidad y muerte natural confluyen.
Darth Vader se sacrifica para salvar la vida de su hijo Luke y acaba con el
emperador, quedando herido de muerte. Es en este momento cuando le pide a Luke
que le despoje de la máscara que le permite respirar para poder ver la cara de
su hijo con sus propios ojos. Renuncia a la vida artificial que la máquina le
proporciona mostrando su rostro humano, recuperando su humanidad al morir.
En esta misma saga encontramos otros tres recursos enfocados
a la despersonalización de un grupo de personajes en concreto: los soldados
imperiales o Stoorm troopers. Estos personajes se encuentran uniformados y con
la cara cubierta con un casco lo que no solo les da aspecto de robots, sino que
además al unificarlos por completo elimina su individualidad y su humanidad. Y
por si no fuera suficiente además estos soldados son clones creados para
luchar. Diluyendo aún más las posibles consideraciones morales que pudieran
quedar.
Un último ejemplo del binomio alma-apariencia de la mano de
otra saga: Harry Potter. La cara es el espejo del alma dice el refrán popular y
simplemente leyendo la descripción del rostro de Voldemort basta para
comprender el estado de su alma:
[…] había un rostro, la cara más terrible que Harry hubiera visto en su
vida. Era de color blanco tiza, con brillantes ojos rojos y ranuras en vez de
fosas nasales, como las serpientes.
Además en los libros queda perfectamente claro que este
aspecto inhumano no se debe más que a la maldad constante a la que está
sometida su alma:
Lord Voldemort parecía haberse vuelto menos humano con el paso del
tiempo, y la transformación que había experimentado sólo me parecía explicable
si su alma había sido mutilada hasta más allá de los límites de lo que
podríamos llamar la maldad “normal”
[Spoiler alert: si no has leído Harry Potter (¿en serio?)deja de leer y ve a buscar
los libros, me lo agradecerás]
Sin embargo el caso de Voldemort tiene una consideración especial en los anteriores ejemplos la pérdida de humanidad ha sido una causa colateral a su caída en el "lado oscuro". Sin embargo la maldad de Voldemort ha sido la causa directa de su aspecto inhumano. Y de nuevo aparece como causa última de la maldad de Voldemort la búsqueda de la inmortalidad y la vida eterna. Para lograr la ansiada inmortalidad Voldemort recurre a los Horrocruxes: objetos mágicos que esconden pedazos de su alma de forma que aunque acabes con su cuerpo físico no es posible matarlo ya que los fragmentos de alma que sobreviven lo impiden. Y, ¿cómo se crea un Horrocrux?
-¿Qué hay que hacer para dividir el alma?
-Verás, has de tener en cuenta que el alma debe permanecer intacta y entera. Dividirla es una violación, es algo antinatural.
-Sí, pero, ¿cómo se hace?
-Mediante un acto maligno. El acto maligno por excelencia: matar. Cuando uno mata, el alma se desgarra. El mago que pretende crear un Horrocrux aprovecha esa rotura y encierra la parte desgarrada...
Y así muerte tras muerte Lord Voldemort está un paso más cerca de la inmortalidad. Sin embargo esta inmortalidad no es gratis, implica la pérdida de toda apariencia humana. Además ata de manera muy clara el concepto del asesinato con la pérdida de humanidad: matar es el acto más inhumano que pueda hacer jamás un ser humano. Un concepto moral interesante.
Y ejemplos como estos hay miles. En libros, películas, musicales, óperas, cómics...
Pero, ¿y las excepciones?, ¿qué pasa en estas obras cuando el malo no está desdibujado, deshumanizado? La respuesta es sencilla: aparece la ambigüedad. Si no para los espectadores, al menos para los personajes. Los personajes malvados con apariencia humana son traidores y espías, esbirros al servicio de un mal mayor. Y ejemplos hay a mares. En el Señor de los Anillos Saruman, Grima lengua de serpiente incluso el propio Sauron; en Star Wars el conde Dooku, el senador Palpatine y Anakin Skywalker; y en Batman the Dark Knight Rises, Miranda Tate, el personaje interpretado por Marion Cotillard (una de las traiciones más inesperadas que yo recuerdo)
Y si aún no os he convencido de realmente el truco funciona tengo una última foto que no dejará lugar a dudas. Es la foto de uno de los personajes más icónicos, despiadados y malvados de la historia del cine.
¿No os da miedo? Claro, va con la cara descubierta.
Hoy traigo un vídeo de los que dejan la boca abierta. Cuando terminé de verlo me puse en pie y empecé a aplaudir a la pantalla de ordenador. Menos mal que en casa están acostumbrados a mis locuras. Es el numero musical de apertura de los premios Tony de este año. Presentados por el impresionante Neil Patrick Harris. Disfrutadlo
La entrada de hoy va a ser un poco amarga. Lo siento, pero es tal y como me encuentro hoy.
Hoy me han dicho que no valgo para estudiar en la universidad. Que debería replantearme mi futuro porque para esto no valgo. Dios mío cómo duele. No se si duele más el orgullo, el saber que el año que viene me quedo sin beca o ver que semejante personaje ha llegado a ministro
De todas formas quiero darle las gracias Señor Wert, porque me ha dado una motivación más para seguir luchando, para seguir estudiando, para seguir trabajando con más fuerza si cabe. Yo he nacido para ser veterinaria y ni usted, ni mi media, ni nadie puede hacer nada para impedírmelo.
Por fin, tras varios días
de camino llego a Port Marly. Durante mi camino había oído los ecos de la
inundación pero no esperaba encontrar la estampa que ven mis ojos.
La
calle que corre paralela a la ribera del río más parece uno de los brazos del
río que fluye a su lado que la principal vía de entrada. Sin embargo la gente
continúa con sus ocupaciones como si el arroyo que corre por encima de la
calzada de grava no fuese más que un visitante habitual, un vecino imprevisible
al que hay que disculpar su temperamento.
Ante
la puerta del hotel se encuentra detenido un elegante carruaje con sus níveos
caballos agitados lo que indica que las noticias que han llegado a los confines
de la región tampoco han impedido a sus ocupantes llegar a Port Marly. Un
botones se apresura a acercarse al carruaje para recibir presto a los dos
nuevos huéspedes del hotel.
Mientras,
en el porche del hotel un zagal aguarda, curioso y atento a partes iguales,
para enterarse de quienes son los huéspedes que llegan y que han sobresaltado
la paz del pequeño hotel y que han hecho salir al botones a la carrera con una
capa que impida a la dama manchar su calzado en el barro.
Los
alcaldes se acercan con aire pausado e importante por la bocacalle. Pero, al
contrario que el zagal del porche y que todos los sirvientes del hotel, ellos
sí que saben quiénes son los misteriosos viajeros. Pero, por ahora,-Piensa el
alcalde para sí con una sonrisa en los labios-guardaremos el secreto, aunque
sólo sea para disfrutar de las caras de sorpresa de la gente.
Al
otro lado de la calle, un mozo se apresura en terminar su trabajo: acarrear
piedras para impedir que otro embate del río vuelva a penetrar en la calle. Es
el último que queda de una cuadrilla que ha estado realizando la labor durante
toda la mañana. Él se ha retrasado y ahora le toca terminar solo su trabajo.
El
motivo de su distracción está sólo a unos metros de él, tras la hilera de
chopos que separaban el cauce del río de la calzada. Un barquero navega por el
río ahora pacífico, transportando las piedras que han de servir de dique desde
la orilla opuesta donde hay una pequeña cantera de rocas. Él también va
retrasado en su tarea y mueve con fuerza y celeridad los remos, temiendo una
reprimenda del capataz.
Miro
al frente y las líneas que marcan las casas de la calle y los chopos de la
ribera dirigen mi mirada al único culpable del pequeño lago que hay en la
calle, ahora manso como espejo de luna.
El
cielo luce azul, brillante, con una miríada de colores que serían la envidia de
cualquier pintor. En él unas nubes blancas, esponjosas juegan a cambiar su
forma al capricho del viento intentando disimular su falta, sólo tangible en el
hilo de plata que las circunda, como único recuerdo de su plomiza furia.
Esta
es la estampa que me encuentro al llegar a Port Marly, una estampa que sé que
no he de olvidar.
Respiro
y entro en la ciudad con aire decidido, sabiendo que ya estoy más cerca de mi
destino.
Hoy vengo con recomendación literaria. No por la historia en sí (que desde luego merece la pena) sino para que podáis entender el post que no son más que mis reflexiones sobre la historia. Así que lo primero es dejar el link al relato en castellano (si a alguien le interesa el original en inglés no tiene más que pedirlo).
No soy muy fan de la ciencia ficción, imaginarme que un futuro tal y como lo pinta Asimov en este relato me resulta bastante descorazonador.
Mi arma contra la ciencia ficción es analizarla a la luz de los hallazgos actuales de la ciencia. Sé lo que estaréis pensando, que le estoy quitando toda el encanto y la diversión a la ciencia ficción porque ninguna novela de ciencia ficción de hace 6 décadas podría resistir ese análisis. No creáis que no sé que tenéis razón pero es mi forma de evitar la angustia que me producen los libros ambientados en el futuro y más cuando, como en este caso, son ligeramente distópicos.
Y lo encontré, este fragmento:
Santo cielo, jovencito, tu patrón cerebral está fijado
desde el nacimiento. Se puede alterar mediante un golpe tan fuerte como para
que dañe las células o porque estalle un vaso sanguíneo o por un tumor o una
fuerte infección; y siempre para peor. Pero no se alterará por pensar de una
forma especial.
El clavo ardiendo al que me puedo agarrar para calmar la angustia. Últimos hallazgos confirman que el cerebro no es rígido sino que la conexiones cerebrales pueden ir cambiando, creando nuevas y destruyéndose otras. Por esto la idea principal en la que se basa la Educación: que el cerebro es inmutable y está prefijado para una determinada profesión es falsa; el cerebro puede ir modificándose para adaptarse a los desafíos que se le van planteando.
Sin embargo hay algo peor que imaginar que una historia de ciencia ficción distópica pueda a llegar a convertirse en realidad: darte cuenta que ya es una realidad.
Olvidaos de los aspectos futuristas; olvidaos de la máquina que mediante escáner cerebral detecta el trabajo que debe tener una persona, de las cintas para educar a la gente, de los planetas y los viajes interestelares. Centraos en la esencia misma de esa Educación: la especialización.
Ese es, precisamente el futuro de nuestro sistema educativo. No hacemos más que oírlo en cuanto se habla de educación: preparar a los estudiantes para el mundo laboral, adaptar los planes de estudios a la demanda del mercado, estudiar para poder tener un buen trabajo con un buen sueldo...
Exactamente como en el relato. En el siglo 65 te graban la cinta de tu profesión y ya estabas Educado, Educado y listo para entrar en el mundo laboral. Como ahora (salvando las distancias): entras en una universidad, apruebas tus 240 créditos, et Voila! Preparado para pasar el resto de tu vida trabajando.
¿A alguien más le parece una burrada? A mi todo esto de estudiar para trabajar me suena igual que lo de estudiar para aprobar.
Así suceden leyes de educación y planes de estudio cada vez más reduccionistas que abocan casi a la desaparición de aquellas materias "inútiles" (historia, filosofía, historia del arte, música, ética, plástica, literatura universal, latín, química, biología), retirándolas del currículum común a todos los estudiantes y relegándolas a las ramas específicas de ESO o Bachillerato.
Así no se forman estudiantes, así producimos técnicos especializados, perfectos para llevar a cabo la labor para la que han sido "programados".
¿Alguien se ha parado a pensar que debemos ser algo más que técnicos?, ¿qué somos personas?,¿qué tenemos el deber de ser ciudadanos?
Pero qué clase de ciudadanos podemos ser cuando ignoramos nuestra historia, cuando carecemos de un pensamiento crítico; cómo valorar el legado cultural de un pueblo cuando carecemos de una educación que nos lo ponga en valor; cómo podemos pretender hablar correctamente cuando no conocemos nuestra lengua, ni sus orígenes, ni las maravillas que con ella han hecho los grandes escritores; cómo vamos a emocionarnos y a vibrar con la música de Beethoven cuando no conocemos el milagro que supuso su creación; cómo vamos a entender los avances científicos que cambien el curso de la humanidad, cuando no comprendemos el concepto de biotecnología.
Entonces como resultado hay una masa de técnicos cualificados, profesionales, eficientes y altamente especializados pero también profundamente ignorantes. Sin capacidad de pensamiento propio. Y, ¿entonces qué? Como decía Pascal: ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo si pierde su alma?
Sin conocimiento, ni pensamiento, ni creatividad no somos más que máquinas: cualificadas, profesionales, eficientes y altamente especializadas.